"Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime."- Bertolt Brecht.

martes, 31 de agosto de 2010

PROFESOR SUICIDA.


Tiene cruces en las muñecas,
y sin, lo conozco con los ojos vidriosos
(ESdecir,NOloCONOZCO).


Se acerca moribundo, vibrando
en los huesos (MIS- HUE- SOS).


Incontingencia de párpados señidos
con los dedos; mis náuseas
contenidas con la fuerza de una tráquea.
Incontingencia de un
profesor suicida,
¿qué habría sido de Durkheim
sin la anomia?

domingo, 29 de agosto de 2010

Tango

Estoy cada día más lejos (cada noche más cerca)
de mis dualidades. Un simple papelito metalizado
cayendo alambres abajo, cayendo molinetes
a contraluz. Muchos piés redondos
alucinando con la distancia de ser campeones,


y yo, meditabundo (como mi lado masculino)
aún sujeto al techo de la multitud,
inspiro cierta bocanada de de aire
y en la exhalación, caigo desde la herrumbre


hasta la vibración de las gotas
de sudor que reconocen el ardor de
ESTARSE MURIENDO...


Una morocha adoquinada me mira gritar,
y una semi- rubia se estremece hasta la rótula
con mi suicidio lento, luminoso por los reflectores
e insignificante entre ganchos y castigadas.


Llegando al piso, la rubia crepita en un poema
y después, cuando anuncian las parejas ganadoras,
todos olvidan mi cadáver que permanece
irreductible en la pista húmeda...

lunes, 16 de agosto de 2010

NUBES ACARAMELADAS ♥


En una casa de ventanas azules y coloridas
se cae una muestra del otoño
(que ya pasó)
(queNACIÓunaVEZporMES)
y dejé de ver lagunas en las orillas
de los ojos,
y dejé de ver orificios en las madres
solteras.
Es que vos, vos no entendés, mamá!
Yo me voy a Padua! Aunque vos no quieras, mamá,
yo me voy a probar un par de guitarristas mujeres,
y sí! No te preocupes, traigo conmigo un par de aderezos
por si les falta un poco de sabor.
Si, mamá! No me jodas más, tirá mi pasado,
estrujá mi futuro, pero no me jodas más!
Y más te vale que cuando vuelva encuentre el desorden de mi pieza
como mis nudillos la dejaron!



Después, me arrastro por el polvo
del andén lleno de trasnoches medio amargas,
y levanto la vista, porque ya se me acabó
el teléfono de rabia...
Y así, tan chiquito, tan ojosgrandes
parado en medio del puente,
intentando agarrar los trenes
y con golosinas en el bolsillo,
con cara de estar pensando en las nubes acarameladas.
Con cada escalón,
una sonrisa más grande.


Entre escalas de gravedad
y un cuadradito de chocolate,
un beso arrinconado,
un supuesto único beso,
de dos horas.
Dos horas en que el tren se alejó,
los pies vibraron ¡con una nostalgia!
los nudos dáctiles en su pelo,
y una corriente acuosa entre su boca y la mía
que entraba por sus manos de abrazar,
pasaba por la humedad de
los besos y terminaba en
mis manos de acariciar ansiedad.


Me fuí de él
sin la mitad de mí,
y con la mitad de él encima mío.
Con olor a Mar y café.
Con olor a deshoras y tren...

Me hago adicta...

jueves, 5 de agosto de 2010

Llueve sobre la lluvia...
A la pequeña- inmensa- inspiración
que me está consumiendo estos días:
Pablo Javier Resa

Este día, tan demasiado, en que no puedo
hacer más que llover con ganas.
Yo creo que mi vieja está enferma
porque razones le sobran y gusanos no tiene.
Por eso es que sigo precipitándome
sobre mis cuadros, sobre la marea,
sobre el mundo inconcluso, y sobre Resa también.


No hago más que lloverme y lloverte,
hasta lluevo- EStrePItoSA- sobre la lluvia
que cae, y sobre los restos de la que
llovió ayer. Hay tanta lluvia, que
no sé si es llanto o solo es agua filosa;
hay tanta melancolía, que las estatuas
se derriten en el negro de otra nube canela;


llueve, llueve, ¡LLUEVO TANTO!,
que dejé de ser lluvia, y me convertí
en el aroma a tierra mojada que
él adora sentir cada vez
que se asoma a su balcón añejo.


Sigue lloviendo de tanto llover...

martes, 3 de agosto de 2010

LAS CEJAS DE INVIERNO...



Me dejó sobre el jean que no me extirpé,
calada entre la tela,
su entrepierna de nácar.
Con un cuadrillé de camisa nocturna,
inundó sus bordes desnudos sobre mí
y me dió ansias saber que se
sentaba donde yo crecía.
Entre mis dedos acalambrados del estupor
un par de cielos que brillaban en la oscuridad,
como el aire que empuja para salir en un suspiro.




Tan dispersa como el polen, sus
gemidos se apuran a morir en los rincones,
acribillando ME (y a mi cuerpo blando).
Sus "ellas" anteriores la espían
por las ranuras
de su desnudez frontal, bajo la ausencia
de ropa interior, bajo
las (mis) manos ya molidas que
no dejan de pasar entre
su espalda y su ombligo...

Con un abrazo resfriado,
encadena su mullido latir
contra este pedacito de "volcán en celo".
Las ojeras se le caen por las lágrimas,
la curvita de su espalda, se acaba
en una gota de invierno
y el sueño se me tritura en años
cuando ella se acuesta a mi lado,
para respirarme con su boca caprichosa
las últimas agitaciones.