Así, es como tenes mi corazón:
en tus manos de amor,
en tu piel protegida del dolor...
El alma escondida, asoma por las nubes
que recorren su mirada con sutileza divina.
Mientras muero en sus ojos,
ellos ven, despreocupados, el paisaje sobre mí.
Siempre las mismas palabras,
siempre el mismo dolor,
y siempre su misma cobardía...
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