Tango
Estoy cada día más lejos (cada noche más cerca)
de mis dualidades. Un simple papelito metalizado
cayendo alambres abajo, cayendo molinetes
a contraluz. Muchos piés redondos
alucinando con la distancia de ser campeones,
y yo, meditabundo (como mi lado masculino)
aún sujeto al techo de la multitud,
inspiro cierta bocanada de de aire
y en la exhalación, caigo desde la herrumbre
hasta la vibración de las gotas
de sudor que reconocen el ardor de
ESTARSE MURIENDO...
Una morocha adoquinada me mira gritar,
y una semi- rubia se estremece hasta la rótula
con mi suicidio lento, luminoso por los reflectores
e insignificante entre ganchos y castigadas.
Llegando al piso, la rubia crepita en un poema
y después, cuando anuncian las parejas ganadoras,
todos olvidan mi cadáver que permanece
irreductible en la pista húmeda...
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