PARA LUCRAR.
En mi garganta proyectada, un virus se incuba.
Se acomoda, como si fuese dueño irretenible
de estas cuerdas absurdamente colocadas acá.
Se abstiene de desangrar mi voz taladrada
de su baba infecciosa,
cuando ya es inutil querer recuperar las fibras
de los lánguidos movimientos,
todas mis lineas kinéticas desaparecen
en una separación única de entre fosas
y avispones que recorren mi tracto digestivo
hasta acabar cocidas por el ácido mugriento
del entretejido carnoso, al que le decimos estómago.
Todo este menjunje de palabras que no
comunican nada
se sume así, hecho una bola inentendible,
en este par de manos que ya no dicen nada.
Y la mina esa que quería acabar,
acabó muerta de tanto pretender esperar.
Asique ya saben, la próxima vez que vean un virus de garganta,
haganle la cruz, griten
"yo te expulso, demonio",
y lavense las manos con agua, jabón
y la dignidad de un país hecho para lucrar.
una larga cadena arraigada
ResponderEliminara la sed
ata al perro ajedrez
en las horas
de la sinlocura
deshovan los corpusculos
del deseo
en tus ovarios insatisfechos