A los hijos que
no tuvimos.
pequeños cadáveres del sueño
se autoparían en las almohadas
remontaban a la vida cuando ya
luz no había
y se descosían cuando
los oniros deambulaban
vagos
presintiendo la conciencia
próxima
A los pequeñísimos instantes
en que mi vida
no era el sol
en que la palabra "futuro"
venía amamantando
una partícula de uno
que es lo mismo decir
de uno y uno
de vos y yo
que éramos uno
A las caricias terribles
de llenarnos las manos
de nuestros pelos
de nuestras pieles
que es lo mismo decir
al florecimiento de lirios
por toda la casa
al cruzar a nado las habitaciones
y encontrarnos en
todos los instantes que pasan
entre un momento y otro
que es lo mismo decir
el tiempo
todo
en que me arremolinaba
por nuestros hijos
imaginarios
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