"Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime."- Bertolt Brecht.

martes, 22 de junio de 2010

UNO MÁS.



Se llevaron de acá a una chiquita,
y no me devolvieron más que una mujer.
Curiosamente sus palabras miden lo mismo,
sus ojos son del mismo color,
lleva en los pies la misma complexia cansada,
y acuna entre sus brazos...
Algo distinto.

Entraron en mi atellier arremangado
de salvajismo externo,
y se llevaron el cuadro que más colgaba en época de casería.
Progenitores de cucarachas
abandonaron la forma combada de su espalda
y la hicieron reír con cosas tan cascarudas!



Ahora, mi muchachita tan redondita, de cachetes marmolados
es una mujer de treinta y pico de cultivos.

Ahora baila tango como una puta,
ahora levitan sus piernas,
ahora gime su piel por que la rocen,
ahora dá órdenes como si fuera una mujer,
y quizá más no sea que una nena
mal pintada por ella misma con el maquillaje
y los zapatos enormes de su madre...


lunes, 21 de junio de 2010

ESTRATEGIA.


Ahora que sé que no sé nada,
me entumezco entre las escamas frías de
tu mirada.
Sé que no sabés que sé,
y ¿no te parece eso mucho más onírico?
Me dan náuseas tantos labios
corriéndome la piel del lugar debido,
no quiero que dejen de entretenerme
todos los poros de esta extensión corpórea
a la que llamo "manía".

Creo que solo Dios sabe que intento, intento,
creo que intento y Dios cree que sé que creo
en todo aquello en lo que los demás
perdieron no menos de tres gramos de fé
y no más de ocho siglos de idolatría.
¿Qué le puedo decir?,
no quisieran mis rótulas ruidosas volver sobre el maíz.

Ya no sé qué seguir debajo de este verso,
verso tan vacío, tan único y mórbido,
llenado de recién nacidos, líquidos
y otras sustancias segregadas por mis anomalías.
Basta de ser, yo ya fuí,
ni pienso volver a deshacerme a través del calor corpóreo;
sólo si así pudiera volver a moverte
entre tantas arañitas de recovecos Seurat
y otras tantas de no más de cinco metros de terror...



Solo la omnipotencia sabe que te arrastro
porque te amo,
Mundo Puto.

domingo, 20 de junio de 2010

DIAFRAGMAS.

Dos diafragmas que se entreven por medio
de sus lánguidos pulmones,
y quizá otras veinte muestras de que pueden henchirse
de tanta mezcolanza musgosa
enamorada de las paredes carnosas...

De repente, el cuerpo exhala una bocanada
de algo más pesado que sangre y leche,
no sé qué es.
Sigue sin acabar el sueño mientras
una persona fluye entre las piernas acuosas
de estos muslos que alguna vez
levitaron en su promiscuidad.


Quizá haya una profundidad no menos derretida
que la que acontecen sus ojos disidentes;
toda muestra algodonada rueda por la piel materna
que después de todo, no va a tener una utilidad,
ni sus dedos de flor y sus cándidos pezones
tan oníricos como la criatura misma.

Al final, son dos diafragmas retorcidos en
la noche que no hace más que irse conmigo,
aunque la calidez de la mañana también deserte tras mis talones
convertidos en hojas de otoños y algunos pétalos roñosos
de varias estaciones atrás.
Solo mi saco hasta las rodillas se bambolea en la obscuridad
de la matina naciente tras mis cejas combadas
de tanta melancolía atrasada.


Imagen: Miguel Ruibal.

martes, 15 de junio de 2010

EL TANGO LOS MARTES...



Odio al tango solo los martes,
porque cabila en mis arañas
tanto que casi no puedo hacer equilibrio
en las escamas que habitan en los omóplatos masculinos.
Quizá no sirva ver que cuento con dos
extrañas perezas:
una la labia, otra
que se trata de desertar...

Los martes, acuño
una moneda que no es de emblema.
No sé por qué, pero anido orillas
en las membranas que hay en los tobillos;
por casualidad dejé caer un muslo,
y después, toda la entrepierna abierta
porque arrancándome los brazos
me sostiene mi compañero para nada inmaculado;
solo los talones me vibran después
de tantos azares compungidos.

Libran marionetas de entrepelo
que rozan así, histéricas, toda zona húmeda
aún cuando está hirviéndole lo que sea;
con un poco de transpiración ajena,
se extirpan el aliento a gemidos hipnotizados
por la única cadena acompasada del dos por cuatro
y un par de litros de quién sabe qué sustancia gelatinosa...

lunes, 14 de junio de 2010

PUNTOS BAILARINES.

Hay que saber morder donde sólo existe la anorexia,
que por más internada que esté,
no hay dolencias que superen las grietas.
Después de todo,
se desangran las muelas pervertidas
queriendo hacerse parte de la anatomía púbica,
la misma que arrasa con tanta indecencia
toda la menuda cintura puntiaguda de esta yagua blanda...

Ay, ahora que no podes gritar,
que los puntos se te retuercen y te bailan en los labios,
puedo decir contenta, con el suburbio henchido
que no existe dilema consonante.
Se arrugan entre molinos las amebas pobladoras
de tantas amarguras,
quizá no sean más que dobleces en el tiempo
para los que solo funcionan mezquindades.
No puedo evitar decir que no sé mezclar estas razones con leche.



El humo es líquido hasta las nervaduras,
y risueño hasta las pestañas.
Solo existe cuando los colores lo dan a luz,
y solo cuando se baña en gemidos
coloquiales e inmensos...
El humo es más que exhalar
discoyunturas.

Fotografía: Hector Fuentes (www.hectorfuentes.com.ar)

domingo, 6 de junio de 2010

MORDIENDO A LENNON...

Exhibo una limitada competencia
entre poder, rugir y decir;
dentro de todo eso, hay una parte que se deja moler
con los deshechos
desordenes que habitan en el rulo de mi codo.

Queriendo ser la Maga junto con Lennon,
molesto al ocho de diciembre soñando que me muevo
entre terroríficos muelles, aguzando la superficie
de toda la piel marchitada por el jengibre.




En un recóndito hoyo metido en el centro de una bodega,
no hay más que un pobre pantano
que solo grita las indecencias de un nombre que arrugó todas las miradas.
Hay cuchillazos leves, hay montañas impolutas,
hay moldes baratos y populares.
De todos los que existen,
solo se mueren terrestres,
estrépitos,
migas de pan de otros siglos,
y quizá, Nueva York siga llorando a un inglés pacifista
que yo terminé por llamar
mi escarabajo favorito.

No aguijoneé más mis cachetes con ellos,
solo dejé las canillas abiertas, y se deslizó la muerte pudorosa
(porque estaba desnuda)
entre mis poros arrancados a decepciones.
Talvez, ya no haya más gritos en esta caja...