"Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime."- Bertolt Brecht.

domingo, 20 de junio de 2010

DIAFRAGMAS.

Dos diafragmas que se entreven por medio
de sus lánguidos pulmones,
y quizá otras veinte muestras de que pueden henchirse
de tanta mezcolanza musgosa
enamorada de las paredes carnosas...

De repente, el cuerpo exhala una bocanada
de algo más pesado que sangre y leche,
no sé qué es.
Sigue sin acabar el sueño mientras
una persona fluye entre las piernas acuosas
de estos muslos que alguna vez
levitaron en su promiscuidad.


Quizá haya una profundidad no menos derretida
que la que acontecen sus ojos disidentes;
toda muestra algodonada rueda por la piel materna
que después de todo, no va a tener una utilidad,
ni sus dedos de flor y sus cándidos pezones
tan oníricos como la criatura misma.

Al final, son dos diafragmas retorcidos en
la noche que no hace más que irse conmigo,
aunque la calidez de la mañana también deserte tras mis talones
convertidos en hojas de otoños y algunos pétalos roñosos
de varias estaciones atrás.
Solo mi saco hasta las rodillas se bambolea en la obscuridad
de la matina naciente tras mis cejas combadas
de tanta melancolía atrasada.


Imagen: Miguel Ruibal.

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