"Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime."- Bertolt Brecht.

miércoles, 27 de enero de 2010



Así, como mueren los narcisos,
mueren, a cada segundo, pétalos de mí.
Partículas del más peculiar arrebato
son las que se desprenden, como si fueran gotas...

Ignorar su agudo crujir, que roza entre la miseria
es tan imposible como doblegar este espíritu autodestructivo.
No se halla de manera tal, que solo su voz, solo su música
añora liberarla. Y solo ella, en su encanto, lo logra.

Amar... Amar fue una desgracia. Es un ironía.
Y se convierte en futura melancolía.
Así como solo el cielo sabe llorarte,
así quiero aprender a hollar las ruinas de lo que nunca fue,
para seguir siéndole fiel a alguien que nunca existió.

Tan surreal como un sueño. Del que, curiosamente,
jamás despierto. Del que dependo, sin el cuál,
todo es profundo olvido...
Y en mi locura de pretender ser suficiente mujer,
las lágrimas se me funden con la luz de la Luna,
y la dejan entrar, contra mi voluntad, en mi esencia.

Dicen que a través de ella, los enamorados se conectan,
se hablan, se miran, se huelen... Y los más intrépidos
se atreven a decir que a través de la Luna,
la distancia se achica, y las dificultades, se anulan.




No hay comentarios:

Publicar un comentario